Orígenes
Carmen Domínguez Vaz nace en Pontevedra en la década de los años 50, una mujer emocional y pasional que trasmite su pasión mediante la riqueza expresiva de sus colores.\"No se puede vivir sin la magia\" afirma.
Su vocación por la pintura surge a la edad de cinco años. Una de las cosas que le apasionó y le sigue apasionando es el retrato: le gusta sacar lo que la gente lleva en su interior. Algo constante en cualquier etapa de su obra, donde el juego de la luz y las emociones predominan junto con el dominio del color.
La vida de Carmen Domínguez está marcada por el aprendizaje constante, desde niña se le inculcó el amor por el arte, admirando a los grandes pintores que la iniciaron en el mundo de las sensaciones. La pintora, segunda de una familia de cinco hermanos, se emociona al hablar de su padre y establece una polaridad significativa: \"mi madre era la seguridad y la ternura, mi padre el sueño y la magia\".
Según la pintora, únicamente he tenido dos ideas claras en mi vida: la maternidad y la pintura, a ambas me he dedicado con intensidad, disfrutando plenamente de lo que conllevan\".
Su vocación por la pintura surge a la edad de cinco años
\"Estudia francés en París, donde acaba apuntándose en la Escuela de Bellas Artes...\"

Estudios
Fueron sus padres quienes le obligaron a estudiar la carrera de Magisterio: no era seguro que una mujer pudiera vivir del arte. A pesar de todo, Carmen nunca dejó de pintar. Una vez terminados sus estudios de Magisterio, pasó por distintas escuelas, donde absorbe los consejos de sus diferentes profesores, con los que discrepa en cuanto a planteamientos artísticos, pero de los que aprendió técnicas y procedimientos que le facilitaron en el futuro encontrar su propia expresión. No obstante ninguno consiguió que renunciara a su lenguaje particular y que se sometiera a un código de uniformidad.
En 1968 marcha a Paris a estudiar francés, apuntándose como oyente en la Escuela de Bellas Artes, donde descubre un mundo de libertad, fuera de las normas academicistas que en ese momento se impartían en España. En la capital francesa absorbe las técnicas de los grandes maestros y se encuentra con toda una serie de fórmulas desconocidas, que le abrirían nuevos caminos.
A comienzos de los 80 viaja a Rusia, allí entra en contacto con el mundo pictórico del país, un mundo que le marca por su fuerza impresionista, donde pudo conocer algunos talleres y analizar en profundidad el sentido religioso de los iconos. Admiradora de Picaso, Juan Gris, Miró, Mondrian, Paul Klee o Kandisky, pero también de Velazquez y de Goya.
Carmen Domínguez considera, que a la hora de plantearse la realización de un cuadro \"la mano ha de avanzar en lo desconocido, ha de mantener el sentimiento de los peligros que corre, sentir el precipicio\". Entiende la pintura como una forma de expresar sus emociones vitales, como una pasión que la desborda.



Primeras exposiciones
La primera exposición individual de Carmen Domínguez, apadrinada por el pintor Laxeiro y presentada por el Sr. Filgueira Valverde, fue? en su tierra natal en el año 1983 (Caja de Ahorros de Pontevedra), aunque anteriormente habi?a participado en varias muestras colectivas. A partir de este año, comienza a obtener los primeros premios:
? Medalla de Oro de Pintura religiosa
? Primer Premio Concurso Nacional de Casinos de España en 1983
? Primer Premio Concurso Pintura Libre Comunidad Autónoma de Andalucía (1986)
Estos galardones suponen un reto para ella. Participa en la Bienal de Pontevedra y expone en Ferrol, Granada, Vigo, Madrid, La Coruña (Estación Marítima), Santiago (Casa de La Parra), Alemania y Buenos Aires.
Diversas entidades financieras y empresas importantes del país ya adquieran obras de esta joven artista (Caixanova, Caixa Galicia y Unión Fenosa).
Se traslada a la capital argentina en 1988, donde expone sus obras en la \"Sala Luis Seoane\". Hace entrega al presidente de Argentina, Raúl Alfonsín, un retrato al óleo de su padre Serafín Alfonsín, como recuerdo de los actos de hermanamiento entre Galicia y Argentina.
Al ritmo de una exposición por año, \"trabajó sin reloj\", realiza un tarea constante en su taller pontevedrés, donde pinta con libertad.

\"Hace entrega al presidente de Argentina, Raúl Alfonsín, un retrato al óleo de su padre...\"
\"Me estanco en el alma misma...\"



La artista y su mundo
Como todos los artistas teme los baches artísticos. \"Tengo grandes estancamientos, me estanco en el alma misma. Se produce en mi, una suspensión de la voluntad y del pensamiento. Esta suspensión parece que va a durar días enteros\", aunque no siempre es así, a veces la fiebre creativa le hace trabajar en distintas obras a la vez. Cree en la constancia del trabajo.
Su taller es su infinito, aunque no deja de estar envuelta en el mundo real. El ritmo lo marca ella, se encierra rodeada de música clasica y tertulias radiofónicas. Más compulsiva que maniática exige que respeten lo suyo, su soledad y sus silencios. Participa en todo el proceso de creación, prepara las telas y hace las mezclas de colores.
Su caracter, con una fuerte disciplina templa su pintura, una obra cargada de gran sensibilidad hacia la luz y una perfecta maestría en la combinación de colores. Fundamentalmente fuertes y vivos. Considera que tiene sus mejores momentos de creación cuando \"en determinadas situaciones, optimistas o pesimistas, emerge en mí una gran fuerza interna, aunque todo ello lo tenga después que trabajar durante horas y días utilizando la técnica aprendida\". No le preocupa el paso de los años, vive el presente: \"el futuro no lo conozco y el ayer ya no lo tengo\".
Se niega a reconocer que el arte está en crisis: \"Sí así fuera, la crisis no solo afectaría al arte sino a la sociedad, al mundo entero, a las emociones, a lo más profundo de las personas...\".
\"La libertad de cada artista es fundamental para el arte...\"

Su evolución
La evolución de Carmen Domínguez puede apreciarse claramente a través de las distintas fases de su obra. Desde el realismo más académico, hasta los grandes espacios abstractos dominados por el color. Ha ido siempre buscando nuevos planteamientos. Dejó atrás la época en la que el dibujo determinaba su pintura. Ahora, concibe sus obras de una manera más íntima, sin renegar a sus principios académicos: \"No estoy de acuerdo con las personas que piensan que en la pintura, como en cualquier otro arte, se puede comenzar por lo más avanzado\".
Los criterios, bajo su punto de vista, pueden ser cambiantes, la libertad de cada artista son fundamentales para el arte: \"Lo son y ello no me parece malo\".
En la historia del arte se pueden encontrar a grandes creadores que respondieron a dos formas de vida. No hay más que analizar la obra completa de un artista, un pintor, por ejemplo, para comprobar que en algunos casos pasa del realismo a la abstracción y viceversa, otro al contrario, se mantiene en el realismo o siempre en la abstracción. Y ello no quiere decir que uno de los dos esté equivocado. Yo pienso que ambos, si hacen una buena obra, siguen el camino real que le dicta su conciencia.

\"Pinta las sensaciones que percibe y quiere transmitir...\"

Opinion de los críticos
No se puede decir que esta pintora gallega destaque en una determinada gama cromática, domina todas de una manera perfecta, consiguiendo que líneas y colores vayan a la par; haciendo que los paisajes tengan una gran vitalidad, logrando un dominio absoluto de la luz.
Actualmente Carmen Domínguez trabaja con óleos, cenizas, maderas, telas y cualquier otro material que una vez trabajado pueda incluir en sus obras. Pinta las sensaciones que percibe y quiere transmitir.
Acerca de su pintura han escrito diferentes autores y críticos, todos ellos han señalado la dimensión inventiva y la diversidad poética de sus cuadros.
La variedad y versatilidad de Carmen Domínguez es muestra de la riqueza de su universo plástico, al mismo tiempo es un testimonio de su decidida voluntad de convertir todo lo vivido y existente en pintura. Su dinamismo en las composiciones y el color, como soberano absoluto de la totalidad y el sabio manejo de las veladuras hacen de esta pintora una muy personal artista.
Carmen Domínguez habiendo pasado por diversas etapas, nunca ha abandonado esa ensoñación intimista del realismo, como así se percibe en las últimas exposiciones de \"Otoños Gallegos\".